Art Nouveau – Art déco
El legado del «art nouveau» (y, en menor medida, el «art déco» que vio la luz en la década de los años veinte del siglo pasado) vive en Bruselas y se asoma en prácticamente todas los edificios de ciertos barrios, como los acomodados Ixelles y Saint-Gilles. Aproximadamente 500 construcciones conservadas en su totalidad, como establecimientos, cafeterías y casas particulares, salpican toda la ciudad. Victor Horta, máximo exponente de la arquitectura belga, captó el estilo que acababa de nacer y emprendió sus propias creaciones en ladrillo y piedra, que exhibían los rasgos característicos del «art nouveau» tanto por dentro como por fuera. Las escaleras en espiral se asemejaban a conchas curvas, las ventanas emulaban la redondez de las flores y la geometría cósmica, y las columnas y paredes parecían danzar armónicamente con los colores y las parábolas.
En Bruselas, las calles hablan por sí solas: en la ciudad proliferó el genio creativo de la «fin de siècle» (fin de siglo), con frecuencia subestimado, a la sombra de otras grandes metrópolis europeas. En cambio, es en ella en donde el «art nouveau» se mantiene inalterado, motivado, inmortal a la hora de revelar su compleja y exquisita belleza al público.